24 de diciembre de 2017

Teseo Soberano de Atenas, Nuevas Aventuras Del Héroe



El júbilo de todos por la vuelta del héroe se trocó en desolación.

Teseo quedó consternado al conocer el trágico fin de su progenitor.

Nuevo soberano de Atenas y de la comarca del Ática, ordenó que tributaran solemnes honras fúnebres a Egeo durante varias semanas.
Luego en acción de gracias por el feliz éxito de su viaje, instituyó la fiesta de las Panateneas, en honor de Atenea.

Se cuidó también de hacer cumplir un voto ofrecido a Apelo, disponiendo también de sacrificios anuales en su honor.
Los atenienses hicieron remontar hasta su gobierno los orígenes de la democracia.
Le atribuyeron la reunión en una sola polis o ciudad a los habitantes de la montaña, el llano y el litoral, dando impulso a la gran Atenas, orgullo de la Historia.
Hecho esto, habría constituido las primeras asambleas populares para deliberar sobre los asuntos políticos, reservándose él tan sólo el poder ejecutivo.

En este sentido, pues, habría sido el primer republicano.

Nada hay que atestigüe estas trascendentales innovaciones, pero como la gloria del nacimiento de la democracia nadie se la puede quitar a Atenas, era natural que consolidada ésta, mucho más tarde sus artífices quisieran remontar sus orígenes al de su héroe más singular.

Después de dejar fortalecido el poder en Atenas, Teseo sintió nostalgia de las proezas pasadas y se lanzó de nuevo al mundo de la aventura.
Muchas son las hazañas atribuidas al héroe después de su segundo regreso a Atenas; las más importantes y en general coincidentes en las diversas versiones son las realizadas junto con su amigo Pírítoo, rey de los lapitas, pueblo tesalio dedicado a la caza que interviene en no pocos pasajes mitológicos.

Se cuenta que Pirítoo, que había oído hablar de Teseo con admiración, quiso poner a prueba al héroe y le robó parte de sus rebaños.
Teseo lo descubrió y cuando iban a llegar a las manos, la atracción del lapita por el joven soberano ateniense fue tal, que le solicitó el perdón Y deseó ser su esclavo.
Teseo, atraído a su vez por la sencillez de Pirítoo, descendiente al parecer del propio Zeus,  hizo entonces su íntimo amigo.
Naciendo así un nuevo amor mutuo, rayano en la homosexualidad, de la que, como ya dijimos en su lugar, no debe escandalizarnos.

Precisamente Teseo asistió a la boda de su gran amigo Pirftoo con Hipodamia, doncella de extraordinaria hermosura.
Al banquete fueron invitados los centauros, por estar emparentados con los lapitas.
Uno de ellos. Euriro, bebió más de la cuenta y preso de los vapores etílicos intentó propasarse con la recién desposada.
Teseo, Pirítoo y los lapitas pudieron detener al insolente y, tras Cortarle las orejas y la nariz, lo echaron violentamente del banquete.
Los centauros, compañeros de Eurito, quisieron vengarlo y se entabló una terrible lucha inmortalizada por Fidias en uno de los frontones del bellísimo templo del Partenón de Atenas dedicado a Atenea. Teseo y Pirítoo, tras ímprobos esfuerzos, fueron los artífices de la victoria y los centauros terminaron por batirse en retirada.

Siguiendo los pasos de Hércules, su admirado modelo, Teseo también luchó contra las Amazonas.

Ayudado por su fiel Pirítoo raptó a la reina Antíope, quien se enamoró de Teseo a pesar de su exacerbado feminismo y accedió a vivir con él en Atenas.
Las Amazonas no se conformaron con la traición de la que entonces era su soberana, pues después de la derrota de Hipó1ita ante Hércules les era difícil digerir un segundo triunfo masculino y atacaron a su vez a la ciudad de Atenas.
Tras sangrientos combates, las supervivientes tuvieron que regresar nuevamente derrotadas a su país.

Los mitólogos modernos, contrariamente a la tradicional creencia de que las amazonas se rebanaran un pecho para tensar mejor el arco (concretamente el seno derecho), opinan que a la palabra amazona hay que darle el sentido del prefijo con un carácter aumentativo, no el significado de sin.
En este caso, amazona querría decir dotada de muchos senos.
Cosa que cuadraría con la interpretación de que estos seres serían una representación de las nubes que galopan incesantemente y de cuyos pechos manan las aguas que riegan y fertilizan la tierra.

Las amazonas no permitían que entre ellas vivieran los varones y únicamente sostenían relaciones con ellos una vez al año (en este caso iban a buscar a los vecinos a los que hacían prisioneros y luego mataban) para perpetuar la especie, conservando de estas uniones forzadas tan sólo a las niñas, que eran educadas de acuerdo con sus principios morales y guerreros.
El mito tiene un trasunto en la Mitología Germánica en las Valquirias y pasa al Nuevo Mundo en su exploración y conquista, confundiéndose con el de El Dorado y tantos otros, dando nombre al río más caudaloso de la tierra: el Amazonas.

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