19 de diciembre de 2017

El Libro De Los Muertos - Isis y Ra



El mito de Isis y Ra nos ofrece sabrosas noticias que nos hablan de los deseos de Isis, la gran diosa egipcia de la magia, de conocer el nombre secreto de Ra, el dios de la Luz. 
Dice la leyenda que con la saliva de Ra, amasada con tierra, la diosa habría modelado una serpiente a la que con sus poderes mágicos le fue fácil insuflar la vida.

El reptil, oculto en el camino por el que Ra había de pasar, llegó a morder al dios con sus colmillos afilados, de modo que éste, sintiendo los nocivos efectos que el veneno iba causando en su cuerpo se sintió amenazado por el daño que le estaba produciendo un animal que él no había creado y acerca del cual, por tanto, carecía de poder. Ra, el gran dios, no conocía el modo en que podría contrarrestar los efectos del veneno, por lo que sintiéndose gravemente enfermo tuvo que recurrir a solicitar la ayuda de los otros dioses, entre ellos la propia Isis, culpable de todo lo que estaba sucediendo.

Con gran diligencia Isis se ofreció para curar a Ra, pero le hizo saber que para ello tendría que utilizar un potente conjuro mágico al que iba a resultar imprescindible incorporar el nombre secreto del dios, el nombre que ningún hombre ni dios conocía. Vemos que en el trasfondo del mito subyace la idea de que la finalidad última de todo el embrollo era que Isis quería conocer el nombre secreto de Ra, para de ese modo poder tener acceso, gracias a la magia, a los poderes del gran dios solar.

Sigue narrando el mito que Ra, finalmente, obligado por los intensos dolores, se vio forzado a acceder a ello y fue así como Isis llegó a conocer ese nombre que ningún otro ser conocía, adquiriendo con ello inmensos poderes y conocimientos que solamente algunos pocos hombres (los iniciados en sus Misterios) podrían algún día llegar a conocer.

Reproducimos, seguidamente, los argumentos que Ra aporta en el mito para negarse a pronunciar su nombre oculto, temeroso de que la propia Isis u otros lo lleguen a utilizar de manera negativa contra él: «Tengo muchos nombres y muchas formas -dirá Ra-. Mi forma se halla en cada dios. 
Atum y Horus el Joven están nombrados en mí; (en cuanto a mi nombre secreto), me lo dieron mi padre y mi madre; se halla escondido en mi cuerpo desde que nací, para que la fuerza de mi encanto mágico no pase a un encantador contra mi».


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