9 de diciembre de 2017

Aprende a Trabajar y Visualizar a Tara Verde


Se dice de Tara Verde que no solamente concede a los seres todo lo que necesitan, sino que también es capaz de despejar cada uno de los mayores miedos de los seres, tales como los ocho o dieciséis miedos comunes que incluyen: miedo a los robos, a los ladrones, miedo al agua, a las serpientes, al veneno, al encarcelamiento y demás, incluyendo los miedos internos.
Cualquiera que fuera el miedo que pudieran sufrir los seres, recitando las veintiuna alabanzas a Tara, o aunque meramente recitaran su mantra de diez sílabas, OM TARE TUTTARE TURE SO HA, sus miedos han sido pacificados y sus necesidades satisfechas.

Buda Mahavairochana apareció en un tiempo muy muy lejano, antes incluso de la era del Buda Shakiamuni.
También se dice que más tarde, en nuestra propia era, Buda Shakiamuni declaró la misma exacta alabanza, repitiendo las palabras del Buda Vairochana.
Esto está recogido en la colección  de las palabras del Buda, el Kangyur.

Por lo tanto, Tara también fue muy alabada por el Buda Shakiamuni.
De esta manera, la oración a las veintiuna Taras trae consigo un poder y bendiciones inmensos.
Incontables practicantes Mahayana cantan esta alabanza a diario, ya sean practicantes laicos u ordenados, sean jóvenes o viejos, esta alabanza ha resonado como un murmullo constante en los labios de los fieles, desde un largo tiempo antes de nuestro presente eón.

En tiempos más recientes, Tara ha sido la diosa en la que se han apoyado, en tanto que deidad meditacional, muchos de los grandes maestros budistas de la historia y adeptos mahasiddhas, tales como los muy apreciados maestros indios
Nagarjuna y Aryadeva. El pandita y escolástico indio Chandragomin tuvo visiones de Tara y recibió transmisiones directas de ella. Muchos de los más grandes maestros han sido devotos adeptos practicantes de Tara.
El Mahasiddha indio Viruta, fundador del linaje Lam Dre de Buda Hevajra, recibió bendiciones de Tara.

Uno de los más grandes maestros indios, quien tuvo un papel muy importante introduciendo la práctica de Tara en el Tíbet, fue el pandit escolástico bengali Atisha.
Atisha había sido invitado en repetidas ocasiones al Tíbet, pero siempre había rechazado dichas invitaciones, al haber oído sobre la altitud del Tíbet y sus severas condiciones climáticas, al igual que sobre el carácter indisciplinado e inculto del pueblo tibetano.
Atisha dudaba de poder ir al Tíbet y ser capaz de dirigir las mentes de los tibetanos hacia el Dharma.
El maestro indio Atisha, siendo un gran devoto de Tara Verde desde mucho antes de su viaje al Tíbet, un día recibió una profecía de Tara.
La misma Tara le dijo a Atisha que debía ir a la tierra de las nieves, Tíbet, donde, al igual que el sol, iluminaría a los seres con las enseñanzas del Buda, disipando toda su oscuridad.

De esta manera, traería gran beneficio a los seres sintientes en los países del norte.
Tara le dijo a Atisha que allí encontraría a un gran discípulo suyo, uno que de hecho sería una emanación del Bodhisatva Avalokiteshvara.
Ella profetizó que las actividades combinadas de Atisha y su discípulo causarían el florecimiento de las enseñanzas durante miles de años y que éstas se propagarían por todas partes.
Solo después de oír estas palabras proféticas pronunciadas por Tara, Atisha  cedió en  sus juicios respecto al Tíbet y a los tibetanos,  y finalmente decidió ir al Tíbet.
Bien que Atisha  tuviera que enfrentar algunas dificultades iniciales en el Tíbet, tales como no encontrar traductores cualificados y encontrarse con condiciones severas, se encontró no obstante todo ello con su discípulo profetizado, Dromtonpa. Dromtonpa se convirtió en el fundador de la escuela Kadampa, la cual se volvió la fuente desde la cual han surgido las encarnaciones de los Dalai Lama.
Es debido a la influencia de Atisha que las enseñanzas de Tara Verde llegaron a florecer en el Tíbet. Aunque la tradición más antigua, la de la escuela Nyigmapa, ya veneraba a la diosa en varias formas, esto no estaba tan ampliamente extendido hasta la ida de Atisha al Tíbet y su propagación de la alabanza a las veintiuna Taras.
Estos son algunos de los regalos y bendiciones de la santa Tara.

Chandragomin era otro de los grandes maestros indios que jugaron un papel significativo en la propagación de las tradiciones de Tara.
Él no era un monje, sino un Upasaka, es decir, un practicante laico que mantenía los ocho votos.

Debido a estos maestros, la alabanza a las veintiuna Taras, su mantra y rituales, se propagaron a todas las escuelas de Budismo, las cuales continúan apoyándose en la práctica de meditación de Tara.
Existen muchas grandes historias sobre maestros espirituales en el Tíbet que se apoyaron en Tara como deidad meditacional personal.
En el siglo XVI, en el Tíbet, hubo un gran maestro llamado Jonang Taranatha. “Tara” significa “salvadora”, y “Natha” significa “protector” en Sánscrito.
Dicen que él estaba siempre en una comunión constante y directa con Tara. Él buscó tradiciones indias budistas cuando ya casi no quedaba nada del Buddhadharma en India, y dicen que encontró y recuperó muchas fuentes de enseñanzas del Dharma.

Taranatha escribió una historia elaborada de Tara y de sus prácticas.
Fue muy cuidadoso asignando fechas e identificando a los diferentes maestros indios que estaban asociados con la práctica de Tara.
Los escritos de Taranatha sobre Tara sobreviven en su colección de trabajos escritos, y hay traducciones inglesas de su trabajo que incluyen explicaciones de las veintiuna alabanzas a Tara.

Hay mantras específicos para cada una de las veintiuna formas de Tara.
Formas específicas de Tara pueden invocarse para obstáculos diferentes o miedos, y uno puede practicarlos de esta manera una vez que uno ha recibido la iniciación y la transmisión de las veintiuna alabanzas de Tara.
Para poner en movimiento los beneficios de estas bendiciones de los Budas, de Tara, y de todos estos maestros, se ha dicho que tras recibir la transmisión de las veintiuna alabanzas a Tara, uno puede escoger entre recitar esta alabanza o recitar la forma de dharani largo del mantra de Tara, o incluso recitar únicamente el mantra de diez sílabas de Tara.
Uno puede recitar cualquiera o todos los tres, tanto temprano en la mañana como durante el día, la tarde o incluso en medio de la noche.
Se dice que es especialmente importante y beneficioso recitar estas alabanzas cuando nuestra mente está agitada o perturbada y no puede ser pacificada por otros medios.

Alguien cuya mente esté muy agitada puede hablar de sus problemas a sus amigos,  pero seguirá estando perturbado.
Los amigos pueden estar de acuerdo con nuestro punto de vista y entender nuestros miedos, pero aún así, nuestros deseos no serán colmados.
Incluso aunque nuestros amigos nos apoyen y concuerden con nosotros, nuestros problemas siguen estando ahí; sólo porque nuestros amigos concuerden afectuosamente con nosotros no significa que sean verdaderamente capaces de ayudarnos. ¡Hasta puede suceder que uno se encuentre incluso peor que antes, como resultado de este tipo de consultas amigables!

Por otro lado, cualquier fiel devoto puede recitar las veintiuna alabanzas a Tara, o también podría recitar el mantra dharani largo e incluso el mantra corto de diez sílabas, OM TARE TUTTARE TURE SO HA, cuando esté en crisis.
Cuando sus necesidades o deseos no estén siendo colmados o estén siendo frustrados y no puedan ser realizados, dejando al devoto con un sentimiento de confusión o estancamiento, si en ese momento le rezara a Tara, ella estará allí para aliviar sus miedos y tribulaciones.
Este acercamiento nos presenta una alternativa a nuestra respuesta ordinaria ante las dificultades.
Cuando estamos agitados, normalmente buscamos inmediatamente a un amigo o consejero para validar nuestra miseria. Deseando encontrar consuelo y pacificar nuestra confusión, podemos en cambio remover todo y empeorar la situación.
Otro acercamiento que valdría la pena probar es el de intentar recitar estas alabanzas a las veintiuna Taras, o recitar su mantra y de esta manera encontrar el consuelo y la resolución que estábamos buscando.

La práctica de Tara también es muy benéfica y efectiva para los centros de Dharma.
Aquellos centros que hacen pujas o rituales de oración a Tara se encuentran recompensados  con éxito, ¡ya que sus deseos de propagar las enseñanzas del Buda se cumplen! ¡Deseos profundos y de corazón que surjan de la inspiración y de la devoción son mucho más fácilmente realizados, especialmente si son por el beneficio de los seres!
Prácticamente cada monasterio tibetano lleva a cabo el ritual de oraciones de la puja de Tara cada mañana, ya sea que haya cinco monjes o mil.
Estas alabanzas a las veintiuna Taras han sido cantadas continuamente por incontables seres desde el tiempo del Buda Vairochana en un tiempo muy remoto, mucho antes de nuestra era presente.
El hecho de que esta plegaria sea tan antigua y de que haya sido tan popular y ampliamente practicada a través de los tiempos, contribuye a su gran poder y efectividad.
Todas las bendiciones acumuladas que han surgido debido a las plegarias de los fieles a través de los tiempos, descienden a nosotros y las recibimos cuando rezamos con fe y devoción a Tara. Mediante la práctica regular de las alabanzas a las veintiuna Taras y los mantras de Tara, estas bendiciones se cultivan y pueden dar su fruto en nuestras corrientes mentales, en nuestra experiencia. Es por esta razón que la devoción a Tara constituye una práctica diaria tan excelente.

Esta alabanza a las veintiuna Taras es también muy importante para las tradiciones chinas de Budismo Mahayana que tienen conexión con el Budismo Vajrayana.

Recibiendo las bendiciones del Bodhisatva Tara

La entrada al camino de la meditación del Bodhisatva Tara se hace a través de la Iniciación.
La transmisión de su sabiduría iluminada y bendiciones.
Cuando recibimos la transmisión de las bendiciones de Tara Verde, por ejemplo, primero ofrecemos un mandala al Guru, a quién deberíamos visualizar y realmente sentir como siendo realmente la diosa Tara, presente frente a nosotros.
Uno visualiza al Guru en frente nuestro como Tara. Uno también visualiza que Tara está presente en el mandala en el altar frente a nosotros.
Desde el centro de los corazones de estas dos Taras, una luz brillante irradia hacia delante tocándonos a nosotros y a todos los seres sintientes.
Esta luz radiante transforma nuestros cuerpos ordinarios de carne, huesos y sangre, y nos convertimos en una órbita o bola de luz, una masa de luz.
Todos los fenómenos ordinarios se disuelven en el estado de la Vacuidad. Descansamos nuestras mentes de manera natural en ese estado, permaneciendo en ese estado que es la presencia de luz dentro de la Vacuidad, la claridad de la Vacuidad. Desde esta Vacuidad, todo es posible.
El lugar donde estás es el reino puro de Tara, el reino Turquesa conocido como “Armonía de hojas turquesa”.
Ya no apareces en tu forma ordinaria sino que tu naturaleza es la de una bola de luz.
Cualquier sonido que escuches es el eco del mantra de Tara. Cualquier pensamiento que pueda surgir o que se te pueda ocurrir es tu sabiduría, es Vacuidad.
Todos los fenómenos, todo, es como el espacio.
Ya nada de lo mundano u ordinario permanece como tal.
Seguido, aparece una flor de loto y sobre esa flor aparece la letra “AH” que se transforma en un disco de luna.
Sobre ese disco lunar hay una sílaba “HUM” azul, de la cual emana una luz brillante que se esparce por todo el universo. Esta luz impacta en todo los seres vivos, purificándoles de sus oscurecimientos y de sus actos negativos.
Estos rayos de luz radiante también hacen ofrecimientos a los seres iluminados y son reabsorbidos de nuevo por la sílaba “HUM”.
Tras la transformación de esta sílaba, que representa la naturaleza de nuestra propia mente, aparecemos en la forma de Tara.
Ella es de color verde, con una cara y dos manos, y los pies doblados hacia adentro.
Su mano derecha está abierta, extendida y girada hacia fuera sobre su rodilla derecha haciendo el gesto de la suprema generosidad.
La mano izquierda está en el gesto de conceder refugio, con el dedo pulgar tocando el dedo anular y sosteniendo entre estos dedos el tallo de una flor utpala, una flor de loto azul, que se extiende por encima de su hombro izquierdo.
Esta flor utpala que Tara sostiene entre sus dedos tiene tres flores: una de ellas es todavía un botón cerrado, otra está completamente abierta y la última está ligeramente seca ya.
Tara es de un color esmeralda hermoso, su naturaleza es de luz.
Tara está adornada con ornamentos magníficos, corona, collar y demás, como también con prendas de seda. Su postura está llena de gracia, su pierna derecha está ligeramente extendida y su pierna izquierda ligeramente doblada hacia ella.
En su frente se encuentra la sílaba “OM” blanca, representando el cuerpo de todos los Budas; en su garganta está la sílaba “AH” roja, el habla de todos los Budas; en su corazón se encuentra la sílaba azul “HUM”, que es la mente de todos los Budas.
De hecho, tu cuerpo, habla y mente han sido siempre los sagrados cuerpo, habla y mente de los Budas. Hasta ahora, éstos los has percibido como siendo impuros.
Para poder trascender esto, visualiza tus tres lugares con las sílabas OM, AH y HUM.
Sobre la sílaba HUM, uno debería visualizar la sílaba TAM, la sílaba semilla de Tara.
Además, el Guru también aparece con esta misma forma de Tara Verde, así como la Tara del altar.

Dentro de nuestro propio corazón apareciendo nosotros como Tara, y en los corazones del Guru que aparece como Tara y de la Tara del altar, aparece una pequeña forma de Tara.
Dentro del corazón de esta pequeña Tara se encuentra a su vez una diminuta sílaba TAM, la sílaba semilla de Tara.
Luz brillante irradia desde los corazones del Guru y de la Tara del altar.
Esta luz llena por completo el universo, esparciéndose en las diez direcciones hacia los campos puros de los Budas y llega a todos los seres iluminados, invocando de esta manera infinitas bendiciones de los Budas y Bodhisatvas, convocando su sabiduría y compasión.
Especialmente, esta luz va hacia el reino “armonía de hojas turquesa” en el paraíso Potala de la dirección sur, donde reside el aspecto de sabiduría de Tara.
Ahora todos los seres iluminados adoptan la forma de Tara.
Hay, por tanto, en el espacio sobre nosotros y a nuestro alrededor millones y billones de Taras Verdes de apariencia exquisita que caen sobre nosotros y se absorben en nuestros cuerpos.
Las más grandes de estas Taras pueden ser enormes como montañas, y las más pequeñas, no más pequeñas que el tamaño de una semilla de sésamo.
Como una tormenta gigantesca formándose desde las diez direcciones, todas estas Taras caen y nos llenan como una fuerte lluvia, absorbiéndose dentro de nosotros.
En una iniciación, esto es conocido como el descenso de las bendiciones y es extremadamente importante.
Ahora, uno visualiza claramente las sílabas de los tres vajras: OM, AH, HUM, en la frente, la garganta y el corazón, respectivamente.
También visualizamos el aspecto de samadhi meditativo en nuestro corazón en forma de una figura de Tara diminuta.
Todo esto de visualiza claramente dentro de nosotros que estamos en la apariencia de Tara, dentro del maestro que aparece como Tara y de la Tara del altar.
Seguidamente, desde el corazón del Guru irradian rayos de luz que invitan a todas las deidades de iniciación a que aparezcan en el cielo frente al Guru, y el Guru salpica néctar de su vaso de iniciación. Simultáneamente, las deidades conceden la iniciación vertiendo el néctar de los vasos que sostienen en sus manos. Este néctar entra a través de nuestras coronillas, llenando por completo nuestros cuerpos y rebozando en nuestra coronilla, donde se transforma en el Buda Amoghasiddhi.
De esta manera deberías sentir que has recibido las bendiciones de la forma iluminada, del cuerpo sagrado de Tara, y como resultado de ello, se eliminan los efectos de acciones negativas cometidas previamente. Nuestra propia forma física se vuelve indivisible de la forma de Tara, y te es concedido el permiso para meditar en ti mismo apareciendo bajo la forma de Tara.

De ahora en adelante, nunca deberías verte a ti mismo en una forma impura, en vez de eso, deberías considerarte o verte siempre bajo la forma de Tara.

Para la bendición de la forma iluminada de Tara, uno se imagina que en el corazón del Guru y en el de la Tara del altar hay una sílaba TAM rodeada del mantra de Tara.
Rayos de luz irradian desde la TAM en el corazón del maestro y de la Tara del altar.
Ahora recitamos el mantra OM TARE TUTTARE TURE SO HA.
Mientras recitamos, como si fueran burbujas elevándose en agua, desde la boca del Guru en la forma de Tara y desde la boca de la Tara del altar, las letras del mantra salen y se absorben en la sílaba TAM de nuestro corazón.
Se absorben en el aspecto de samadhi, es decir, en la Tara de tamaño minúsculo que está en el centro de nuestros corazones.
Estas letras ahora se acomodan alrededor de la TAM que está sobre el disco de luna en el centro del corazón de la Tara diminuta de nuestros corazones.
Esta sílaba semilla TAM en el corazón de la Tara está rodeada por las diez sílabas de su mantra.

Seguidamente, uno imaginaría que todas las bendiciones del habla iluminada de todos los Budas toman la forma de las letras del mantra de Tara, y todas éstas son vertidas sobre nosotros.
Estas letras entran a través de nuestras bocas, y son recibidas por el aspecto de sabiduría, la Tara que aparece en nuestros corazones.

Una vez más, repetimos el mantra.

Aquí, uno siente que todos los impedimentos vocales, los obstáculos en relación a nuestra habla son purificados.
Todos los efectos de acciones de la palabra no virtuosas cometidas previamente también son purificados. Uno recibe el permiso para recitar el mantra de Tara.
A continuación viene la bendición de la mente. 
Para ello, nos concentramos en la Tara del altar, la Tara del mandala. 

Ahora generamos una devoción más fuerte aún  por la Madre Tara, y le suplicamos que nos conceda sus bendiciones.
Desde su corazón emanan incontables flores como el loto azul utpala que ella sostiene en su mano izquierda. Todas éstas se absorben en nosotros a través de nuestra coronilla.
Finalmente, uno imaginaría que una luz brilla y transforma todo el universo inanimado en un palacio celestial, y todos los seres sintientes son transformados en Tara.
Descansa tu mente brevemente en ese estado, donde todo es como un sueño.
De esta manera, uno recibe las bendiciones y la consagración del cuerpo, la palabra y la mente iluminados de Tara, y también recibimos las bendiciones del vaso de la iniciación.
Ofrecemos entonces un mandala en agradecimiento por la bendición.

Meditación en Tara Verde

En base a entrenamientos preliminares y prácticas, y a las bendiciones del Bodhisatva Tara, uno está capacitado para llevar a cabo la meditación de Tara y la recitación de su mantra.
La entrada a la meditación budista en la tradición Mahayana empieza con el Lojong, el entrenamiento de la mente. De suma importancia es el desarrollo y entrenamiento en la compasión.

¿Cómo desarrollamos ese entrenamiento? Primero meditamos en la bondad y amabilidad que nos han demostrado todas nuestras madres.
Nuestra madre nos llevó en su vientre y nos dio nacimiento. Nos alimentó y nos limpió cuando éramos bebés indefensos. Recordando su bondad, visualiza a tu propia madre.

Mientras meditas de esta manera, genera amor y gratitud hacia ella.
Una vez que has elevado este sentimiento en ti, puedes empezar a extender ese sentimiento hacia los demás, hasta que gradualmente te sientas capaz de extender ese sentimiento de amor y gratitud a todos los seres vivos en el transcurso de tu meditación.
Esto es posible porque en el pasado, desde tiempos sin principios, cada ser ha sido de hecho nuestra madre bondadosa y amable.
Como se dice en muchas oraciones de refugio “por todos los seres sintientes que han sido mi madre, tomo refugio”.
Otra posibilidad es que también puedes meditar en el amor de una madre por su único hijo, y de la misma manera, extender este sentimiento a todos los seres sintientes.
Una vez que has hecho esto, el próximo paso es empezar a generar la compasión.

Entendiendo la amabilidad mostrada hacia ti por tu madre, tú no desearías nunca ver a tu madre sufrir de ninguna manera.
Este deseo de liberar a tu madre de todo el sufrimiento es la compasión.
Ponte en su lugar, siente sus problemas y cualquiera de las dificultades que tiene que experimentar.
Una vez que este sentimiento de compasión ha surgido en tu corazón, entonces puedes extenderlo a los demás hasta que abarca a todos los seres vivos.
Uno entiende genuinamente el sufrimiento de los demás y aspira verdaderamente a sacarlos del sufrimiento.
En este estado, uno está listo para tomar refugio.
Aquí es importante entender que uno sólo puede tomar verdadero refugio en un ser verdaderamente libre. No te ayudará en última estancia tomar refugio en todos los diferentes dioses mundanos, de la misma manera que un pequeño señor no puede protegerte de la misma manera en la que un rey puede hacerlo.
También hay otros entrenamientos de la mente que puedes hacer para prepararte en meditación para tomar refugio.
Es muy beneficioso reflexionar sobre los beneficios del altruismo opuesto a los aparentes beneficios del egoísmo o interés personal.
Todo el infortunio y el sufrimiento vienen directamente de la búsqueda del propio interés a detrimento de lo que pueda ser mejor para otros.
Es también verdad que todo el beneficio y buena fortuna derivan de hecho de poner el bienestar de los demás en primer lugar. Todo se resume en que si trabajas únicamente para tu propio beneficio terminas creándote puros problemas a ti mismo. Trabajar por los demás garantiza que lo bueno vendrá a ti en el futuro.

De igual manera, la práctica de la virtud es una parte esencial del entrenamiento de nuestra mente en el Dharma.
Por ejemplo, si has sido generoso en el pasado, experimentarás prosperidad y abundancia en el presente.
Si has sido paciente en el pasado, entonces quienquiera que te vea se sentirá automáticamente atraído por ti y tendrá sentimientos positivos hacia ti, otorgándote poder e influencia.
De particular importancia es el entrenamiento en la conducta ética.
Si uno no practica la disciplina ética en esta vida, se dificulta la obtención de renacimientos humanos en el futuro.
Nuestro nacimiento como ser humano en este momento es debido a prácticas previas de disciplina moral. Dicha disciplina es la verdadera fundación para el surgimiento de cualquier cualidad y de todas las cualidades reales.
La base de esta disciplina es la práctica de la virtud.
En la práctica, esto significa renunciar a las diez acciones no virtuosas.

Éstas son:

1- Matar,

2-  Robar

3 - Mantener una conducta sexual incorrecta, en relación a las acciones del cuerpo

4 - Mentir

5 - Calumniar

6 - Decir palabras duras

7 - Habla sin sentido o chismorreos, en cuanto a las acciones del habla

8 - Pensamientos de avaricia y codicia

9 - Pensamiento malicioso que desea el mal a los demás

10 - Creencias erróneas o visiones incorrectas, son las acciones de la mente.

Las diez acciones virtuosas de cuerpo, palabra y mente surgen de forma natural cuando uno se abstiene de cometer los diez tipos de acciones negativas.
Por ende, podemos ver que adoptar la disciplina virtuosa es también otra base para la toma de refugio.
En este sentido, cualesquiera sean las acciones que hagas, todas serán ofrecimientos y servicio a los Budas.

Como relatamos anteriormente, en una era previa, al principio de nuestro eón, el Buda Mahavairochana era el Guru, el guía espiritual, de Tara. 

El Buda Vairochana bendijo a Tara y le profetizó que al final del eón, en aquellas tierras y mundos donde pujas, oraciones, y rituales de Tara se recitaran, como resultado de esas plegarias, las muchas enfermedades, problemas, y disturbios causados por espíritus malignos y por seres humanos serían pacificados y resueltos. Siento que la práctica de Tara es la más importante y esencial de la todas las prácticas de esos tiempos.


Beneficios especiales concedidos por Tara y las Diosas Madre

Se conoce que la práctica de Tara tiene gran diversidad de poderes de bendición extraordinarios, y es particularmente efectiva en una amplia variedad de situaciones.
Por ejemplo, se dice que al final de un eón o ciclo de tiempo, cuando las dificultades y calamidades pueden incrementarse, el mantra y los rituales de puja de Tara son realmente esenciales. Cualquier persona puede recitar las plegarias de Tara y le trae mucho beneficio.

De Tara se dice que no solo las enfermedades e interferencias causadas por espíritus malignos, sino también querellas, guerras, conflictos y discusiones pueden ser pacificados y resueltos por el poder de su práctica. Todos los obstáculos de ese tipo y dificultades relacionadas, pueden eliminarse a través de la bendición de las oraciones y los mantras de estas diosas.

El que ofrece alabanzas a Tara es verdaderamente inteligente.
Ya sea temprano por la mañana o tarde por la noche, si uno ofrece las alabanzas a las veintiuna Taras, ofreciendo dos, tres  y luego siete repeticiones de la oración, sumando el total de doce recitaciones de la alabanza a las veintiuna Taras todos los deseos pueden realizarse.
Esto es así en el ritual de Cuatro Mandalas de la Sagrada Tara “la Lámpara que ilumina”. En esta puja, uno repite la alabanza dos, después tres y finalmente siete veces.

Cuando se dice que todos los deseos serán realizados, significa que si necesitas un hijo, lo tendrás.
Si tienes necesidades financieras, éstas se solucionarán.
Cualesquiera sean tus deseos, todos ellos pueden realizarse a través de la alabanza a Tara.
En realidad, uno no necesita más que esta práctica, cumple todo los deseos.

Lo único que necesitas es intentarlo, probarlo, para despejar los obstáculos.
Todos tus obstáculos y dificultades, cuantos quiera que sean, pueden todos ser despejados y aliviados mediante el ofrecimiento de la alabanza a Tara.
Rezando a Tara, todos los obstáculos potenciales pierden su poder para causarte daño; se pacifican naturalmente. Nada puede tocarte o hacerte daño de ninguna manera; te vuelves impenetrable, inexpugnable.

No hay duda de que Tara es muy veloz al despejar obstáculos.
Es un método especial rápido y cercano para las practicantes femeninas.
Tara y el Buda femenino Vajrayogini son de la misma esencia; Vajrayogini también es un método rápido para alcanzar realizaciones.
Todas las actividades de los Budas son abarcadas por Tara, contenidas en ella, completas en ella.

Ahora, tras recibir la iniciación, te ha sido otorgado el poder para meditar en ti mismo en la forma de Tara Verde.
Tu palabra puede ser transformada en el mantra, tus pensamientos en sabiduría.
Ya no eres un ser ordinario; tu cuerpo, palabra y mente han sido completamente elevados al estado exaltado de la misma Tara, transformados en la forma, el mantra y la sabiduría de Tara.


Las palabras de la alabanza a las veintiuna Taras no son una composición intelectual de los eruditos.
Han sido dichas directamente por el Buda Mahavairochana y el Buda Shakiamuni en persona.
Por favor, recita estas alabanzas a Tara lo máximo que puedas en el transcurso de tu vida diaria.
Si no puedes en algún momento recitar la alabanza, intenta recitar el mantra de Tara OM TARE TUTTARE TURE SO HA.

Y sino, por lo menos puedes recitar “Tara, Tara, Tara ¡K” o puedes decir “Tare, Tare, Tare, ¡K”, solamente repitiendo su nombre.
Cuando llamas a alguien por su nombre, ¿verdad que te presta atención?
Llamando a Tara por su nombre, ella te escuchará ciertamente y te responderá. No lo hagas sólo porque yo lo digo, pero por lo que más quieras, ¡hazlo!



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