12 de noviembre de 2017

Reconocimiento del Aura -


El ser humano es básicamente un sistema de energía. 
Toma energía y luego la transmuta para usarla con diversos propósitos. 
Cuando la energía es tomada y despertada en nuestro interior, emana del cuerpo físico.
Esta emanación de energía del cuerpo es llamada aura.

El aura nos rodea en todas las direcciones. Es tridimensional. 
Está constituida por varios niveles de densidad e intensidad. 
Cuanto más lejos uno se mueve del cuerpo físico, más sutil y difícil se hace ver el aura.
Cada uno de nosotros necesita aprender a reconocer los límites y fuerzas de sus propios campos energéticos, sus campos áuricos. 
Es necesario que estemos atentos a las necesidades de intensificar los campos energéticos, fortalecerlos, purificarlos y limpiarlos de negatividad. 
Cada vez que el aura de una persona se contacta con el aura de alguien más, se produce un intercambio de energía. 
Cuando las situaciones nos parecen confusas y la gente que nos rodea se irrita o nos molesta, gastamos y utilizamos más energía de nuestro propio campo.
Por ser la mediación con el mundo, el aura sufre ciertas alteraciones. 
Restituirla y volverla a su estado original es una tarea individual.


Como Administra Su Energia

Es esencial reconocer cuándo estamos utilizando cantidades excesivas de energía y cómo recargarla antes de provocar un gasto poco equilibrado. 
De lo contrario, el cuerpo reacciona a esa falta de armonía desarrollando trastornos e, incluso, enfermedades.
Del mismo modo como estamos acostumbrados a las reacciones de nuestro cuerpo físico frente a estímulos externos y sabemos qué hacer en cada caso, necesitamos familiarizarnos con nuestro campo energético. 
De lo que se trata, simplemente, es de aprender a administrar nuestras energías, no gastarlas sin necesidad y prevenimos ante aquellos que resuelven su equilibrio tomando nuestra energía.
En estos casos, existen métodos muy simples para limpiar nuestra aura de las influencias extrañas y negativas que se acumulan allí durante el día, a través del solo contacto con otras personas. 
Para lograr el objetivo de fortalecer el aura y, como consecuencia, prevenir enfermedades y preservar la salud emocional y espiritual, es necesario que aprendamos a despertar y utilizar las energías en todos los niveles de nuestro ser de una manera equilibrada.
La energía se encuentra, de modo latente, en cantidades ilimitadas dentro de nosotros. Somos, de hecho, un reflejo en miniatura de la energía total del Universo. 
Somos el Árbol de la Vida. 
Cuando despertamos y utilizamos todos los aspectos de nuestro ser, creamos un campo energético vibrante, fuerte y protector. 
Esta especie de escudo nos resguarda de la negatividad y aumenta nuestros propios niveles de energía, de modo que podamos utilizarla en mayores cantidades.




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