12 de junio de 2017

Artio - Diosa Oso De La Caza - Mitologia Celta -


El oso salvaje de los bosques está intimamente unido a la Diosa celta Artio, cuyo nombre significa Oso. Artio, la Diosa Oso de los Celtas de la Galia, se nos presenta como ferozmente protectora, como la osa Madre que protege a los Oseznos. 

Defiende a los osos del peligro y a los humanos de los Osos. 
En conformidad con estas características, Artio personifica la vigilancia divina y la protección para los reinos animal y humano. 
En los asuntos más mundanos, su relación transmite un sentido de seguridad, comodidad y bienestar.

Artio era la Diosa oso de los Celtas de Suiza y el valle de Mosela en el período celtorromano. por el pueblo celta de los helvecios, y en la hispania céltica. 
Retiene la calma y el comportamiento tranquilo de la Diosa Madre, así como la característica de dar frutos a sus suplicantes, pero Artio, son embargo, es una fiera protectora. 
Disfruta de algo parecido a una doble identidad, al ser la guardiana de los Osos y de las criaturas salvajes del bosque y también la protectora de la sagrada caza.

Como una Osa madre que protege a sus Oseznos, Artio defendía a animales y humanos por igual. Ferozmente leal, era venerada por los celtas a causa de la protección que brindaba contra las fuerzas salvajes de la naturaleza y, por extensión, frente a los enemigos. 
Cazadoras y guerreras propiciaban sus intervenciones. 
Cuando se enfadaba era agresiva y dominante. Enfurecida como una madre Osa que protege a su Prole en los tiempos de peligro, los celtas se sentían más seguros bajo su dominio.

Las fieras cualidades de Artio recuerdan a la faceta de “Madre territorial” de las Diosas de la Vieja Europa de los Balcanes que nos explica Marija Gimbatas (6500-3500 a.C) 

El carácter sobrenatural puede ser un vestigio de cuando las Diosas eran adoradas como las fuerzas primigenias de la naturaleza que presidian la vida, la regeneración y la muerte. 
Mientras la mitología celta abunda en historias de Diosas y reinas de particular fiereza, la evidencia arqueológica de la presencia de Artio ( u otras Diosas ferozmente dominantes) es muy escasa. 
Una pequeña estatua de bronce encontrada cerca de Berna, Suiza, representa una Artio real sosteniendo fruta ante la figura de un Oso que parece estar saludándole. Aparece entre ellos una intima conexión, como si se les equiparara en fuerza y ferocidad y se les considerara igualmente divinos.

Es por este motivo, que Artio o en su defecto el Oso, es considerado un símbolo de fuerza femenina, de la agresividad y la fuerza del espíritu protector femenino. 
Se le adjudican también atributos de fortaleza y poder físico, aunque no necesariamente relacionados con la violencia o la agresión, sino con la capacidad para la defensa de los formas más elementales que crean el concepto territorial. 
En resumen: Artio y su extrapolación metafórica son la huella conceptual de la eterna necesidad del hombre de delimitar el espacio físico e intelectual a través de su voluntad.


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