17 de enero de 2015

Carlina Angélica (Carlina Acaulis) - Plantas Medicinales -



(Carlina acaulis)-L



La carlina angélica es una planta herbácea vivaz que sólo llega a su perfección en el transcurso de dos años: durante el primero se forma un rosetón de hojas a ras del suelo y, al final del segundo año, brota de su centro una especie de cabezuela grande, que es donde se hallan las flores.

Algunas especies carecen totalmente de tallo, pareciendo que la cabezuela saliera de la
misma raíz.

Otras, en cambio, están sujetas por un tallo corto.

Se cría en los prados del pirineo y en general por toda la cordillera.

Florece en el verano del segundo año.
Para uso medicinal se utiliza la raíz, que suele ser bastante gorda y de una longitud no inferior a un metro.

Para arrancarla bien, conviene agenciarse de pico y pala, pues hay que cavar hondo para
asegurarnos de que no queda nada de raíz; se limpia cuidadosamente y se corta en rodajas, para seguidamente ponerla a secar en secadero a una temperatura de 35ºC.

Finalmente, se conserva en recipientes herméticos.

La mejor época para la recogida es en otoño, antes de que lleguen los fríos y las nieves.

Además es en esta estación cuando más concentración en principios activos tiene la raíz.

La carlina angélica es muy rica en inulina, de la que puede contener hasta un 50%.

Además contiene taninos, resina y hasta un 1,3% de esencia de carlina.
Es un líquido de color pardo y olor parecido al de la alholva.

Se le atribuyen propiedades diuréticas, estomacales y colagogas, además de muchas
otras que no se han comprobado científicamente.

Lo que es cierto es que un componente de la raíz, el óxido de carlina, tiene propiedades antibióticas.

La acción diurética y colagoga se debe en parte a la presencia de flavonoides.

Está especialmente indicada en dermatitis, problemas de las vías biliares, gripe, cistitis,
orina escasa y piedras de riñón.

- Vino de carlina. Para aprovechar sus virtudes tonificantes y aperitivas se prepara el vino
de carlina a partir de la raíz fresca.
Se debe emplear un buen vino, a ser posible blanco y, si no, jerez.
A este se añaden 100 gr. de raíz cortada a pedacitos.
Se mantiene en maceración en una botella bien cerrada y se remueve todos los días durante un mes y medio, trascurrido el cual se filtra con papel de filtro.
Se puede tomar una copa antes de la comida.

- Infusión. Con 5 gr. de la raíz por cada 200 cc. de agua se prepara una infusión normal,
se deja reposar durante 20 minutos, tomando hasta 3 tazas diarias, debidamente azucaradas.
En muchos países meridionales preparan el receptáculo carnoso a modo de verdura, lo
que resulta un plato exquisito.
En los Alpes, por ejemplo, se preparan estos receptáculos cortados en rajitas y guisados, o
simplemente hervidos con agua y sal.
Dicen que el sabor es muy parecido al de la alcachofa.

Diurético. Antibiótico. Colagogo.


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