28 de septiembre de 2014

Los Dioses Celtas



La arqueología nos ha proporcionado unos grandes conocimientos sobre la Mitología Celta

Por medio de las inscripciones en los monumentos, único lugar donde los druidas permitían que se escribiera, hemos podido saber el nombre de los dioses de esta raza.

Neptuno era el dios galo del mar, cuyo culto arraigó con una gran fuerza en las Islas Británicas. 

Se le representaba como un hombre barbudo de cabello rizado, con el tridente en la mano derecha y acompañado por un delfín.
Lir o Ler, dios irlandés del mar, al que se reemplazó por su hijo Manannan, que había sido un conocido comerciante de las islas de Man y gran pronosticador del tiempo. 

Los Dinssenchas le creían un drüi. 

Reinaba sobre Tir Tairgire. 

Se le consideraba dueño del país de la felicidad, poseía dos vacas que siempre daban leche, podía hacer invisible a los dioses y, a la vez, concederles la inmortalidad luego de haberles proporcionado unos mágicos alimentos. 

En el País de Gales se le daba el nombre de Manawyddan, pero aquí sus leyendas contienen
algunos elementos cristianos.

Se sabe que los Celtas adoraron a Vulcano, el dios de la forja y del fuego.

En Irlanda le denominaban Goibniu, y más tarde le convertirían en un personaje de su folklore. 

En el País de Gales se le llamaba Govannon.

Lucellos, dios del martillo, era adorado preferentemente en el norte de la Galia. 
Según Lambrechts suponía la divinidad suprema de los Celtas de esta país, al que atribuían infinidad de funciones.

A Esus también pertenecía a la Galia, y puede ser equiparado a Mercurio y a Odín

Se le ofrecían sacrificios humanos. 
En un bajorrelieve de un altar encontrado en París aparece el árbol que se utilizaba para los ceremoniales dedicados a este dios.

Nuadu-Nodens perdió una mano en la guerra de Mag Tured; sin embargo, Diancht, el médico divino, le hizo otra de plata y, luego, 

Credne arregló el movimiento normal de los tendones. 
Se le relacionaba con el dios Llud Llavereint, del País de Gales, y Nuadu Argentlan. 

Éste es considerado el fundador de la dinastía irlandesa.

Cernunnus era el dios ciervo. 

Su culto se hallaba muy extendido. 
Se le valoraba como la representación de la abundancia y de la riqueza natural.
Todos estos dioses locales pueden ser vistos como una especie de compendio de todas las grandes divinidades que eran comunes a la civilización Celta.
Las diosas

Las Diosas Celtas

Estas ocupaban un lugar predominante en el panteón de los Celtas

En la vida social la mujer disfrutaba de notables preferencias. 
Debido a la maldición de Macha, la madre de los gemelos de Emain, contra los hombres de Ulster, a
muchos se les consideraba más débiles que las hembras. 
En un gran número de tribus a los niños recién nacidos se les ponían los apellidos maternos.

También existió el matriarcado, tan propio de las sociedades agrícolas.

Artio era la diosa de los campos, mientras que Arduina, la deidad del jabalí, quedaba reservada para la caza.
El nombre galo de Diana, diosa de los bosques, era Arduina o Abonoba, divinidad de las fuentes y de la salud. 
Se le daba el sobrenombre de Mattiaca.
Detrás de la personalidad romanizada de Venus se ocultaba una diosamadre Celta. 
Puede ser comparada con Branwen, una deidad kinryque.
En las proximidades de las fuentes termales se acostumbraba a levantar monumentos religiosos, en los que se veneraban a Icovellauna, la diosa de la fuente de la frontera, y a una especie de ninfas. 
En esto perduró el espíritu indoeuropeo que dio nombre divino a ríos: Diva, Deva, Deve, Dieppe, Diest, etc.

Los Celtas conocieron y heredaron el culto a las deidades maternales.
Rosmerta fue la diosa de la riqueza y de la fecundidad, a la que amaba Mercurio. 

Sus imágenes llevaban un enorme cuerno de la abundancia y, en ocasiones, un caduceo. 
El prefijo Ro nos indica su importancia. Ana-Dana, la diosa de la tierra, madre de los dioses, brindaba la felicidad a Irlanda.

Un grupo de tres diosas, las Matronae, fue adorado en todo el dominio Celta. 
Se las representaba sentadas junto a otra. 
El personaje central llevaba un objeto redondo en la cabeza y sobre las rodillas portaba cestos de frutas o un cuerno de la abundancia.
En los textos irlandeses la importancia de la diosa madre en la religión Celta destaca especialmente, por eso la Terra Mater confería denominación al rey escogido por ella, al unirse a él un rito inmortal. Finnabar, su hija, era la esposa de todos los reyes de Irlanda.

Epona era la diosa gala de los caballos, de muy discutida función real. 
Las divinidades de la Naturaleza eran Mebd (Sol), Sul y Sirona (estrella). 
Irlanda conoció tres deidades de la guerra: Badb, que aparece en varias leyendas de la época cristiana; Morrigu y Nemain.



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