5 de junio de 2013

El Tarot y Los Mapas Mentales -


El tarot es un libro antiguo de interpretaciones infinitas, fuente de autoconocimiento, iluminación y un mapa en el camino de la individuación. 
Es común que la primera impresión que se tenga sobre la palabra tarot sea “leer el futuro”, pero esta poderosa herramienta encarna en sus arcanos un arte superior y menos banal. 

Lo que conocemos como “lecturas” o “tiradas” no son más que sistemas gramaticales para decodificar los mensajes de estas barajas que hablan con un lenguaje óptico, un sistema análogo a los mapas mentales. 

Ambos instrumentos cumplen la función de representar conceptos abstractos, en torno a una idea central o en el caso de las tiradas de tarot “una pregunta”. 
La disposición de las barajas según sea la estructura de la tirada nos hará descubrir opciones para la resolución del conflicto u otorgará detalles sobre el asunto que han pasado desapercibidos a la conciencia del consultante. 

En la tirada tiene lugar un “reconocimiento” o un “darse cuenta”, la mente consciente enfrenta los complejos que el subconsciente mantenía en sus profundidades, todo esto gracias a la poderosa influencia de los arquetipos. 

La importancia de la tirada radica en la capacidad que ofrece a la creatividad para canalizar de manera organizada toda esta información.

Las imágenes contenidas en el tarot se pueden aprovechar como cebos o excitadores del subconsciente. 
Tomemos como ejemplo una lectura simple de tres cartas donde la primera indique origen del asunto, la segunda hable del nudo o conflicto y la tercera el desenlace, con esta estructura estaríamos emulando la concepción aristotélica de una buena historia, tendríamos una especie de molde para hacer historias, un molde que será llenado por la simbología del tarot y degustado por la intuición y la creatividad. 

No es necesario ser adivino o tener “poderes mágicos” para usar una baraja de tarot y obtener resultados, una lectura simple de tarot puede usarse para invocar la musa literaria y comenzar a escribir una buena historia, para orientarnos en la redacción de un informe o cualquier trabajo que implique organizar ideas, sobre todo si éstas se reúsan a salir y nos encontramos en ese temido bache del bloqueo creativo.


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