4 de julio de 2011

IROKO -

Quien es Iroko

Iroko es un Orisha relacionado a los deseos, ya sean buenos o malos. Orisha del caminante, se consagra a través de Obatalá. Iroko es el espíritu que vive en la raíz para algunos y para otros en el follaje de la Ceiba (palo borracho). Todos los Orishas se veneran en Irokó, otro de sus nombres son Aragbá e Iroké. Se dice que se le hace rogación al pie de él durante un año para tener hijos y se le ofrece un carnero cuando nazca. También se dice que es un camino de Obbatalá.Familia de Iroko

Iroko es viejo y su pareja se llama Abomán y su hermana Ondó

Ofrendas a Iroko

Se le realizan inmolaciones al pie de la Ceiba, a la que se le ata un paño rojo. Las inmolaciones que se le realizan son de toretes jóvenes que aún no se hayan apareado, estos son paseados por los santeros, mientras llevan velas encendidas e inmolan gallina, gallos, pollos, pato y guanajos, todos blancos.

Patakies

Iroko, que desde su altura todo lo observa, y que en sus ramas poderosas

alberga a pájaros de toda clase, como el mayimbe y sunsundamba —el aura

tiñosa, su mensajera— y la lechuza, que es justa y caritativa con sus hijos, vio

venir en la lejanía del espacio infinito a Yemayá, Madre Universal, envuelta en

perlas azules y perlas cristalinas como el mar de las Antillas, quien no corría,

sino volaba, abrazando estrechamente a dos niños, dos meyis: los Ibeyis, hijos

amantísimos de Ochún y Changó, que eran buscados por su padre para

regañarlos por sus travesuras infantiles, y por haberle escondido el hacha

bipene a la hora de irse a guerrear contra su enemigo, su hermano Oggún.

Al ver a su hija fatigada y al remolino que la perseguía y del cual se escapaban

Rayos y truenos, Iroko abrió su tronco y la cobijó en su seno. Cuando Changó,

Jadeante, llegó a su tronco, le suplicó que le dijera dónde se encontraban sus


Hijos desobedientes para castigarlos. Pero Iroko, que conocía bien el mal genio

De Changó, se hizo la disimulada y cantó, primero, muy alto, como un huracán;

Después se fue dulcificando hasta susurrar una bella canción, que hablaba de

Los triunfos bélicos del orisha, dueño de rayos y centellas. Éste se durmió, Iroko

Abrió su vientre y Yemayá y los Ibeyis lograron escapar.

Cuando Changó se despertó, cegado por la ira, le lanzó fuegos, pero éstos

Fueron devueltos hasta enceguecerlo. No tuvo más remedio que pedirle perdón

A Iroko y ésta, madre de madres, le pidió que perdonara a sus sagrados hijos

Ya que de ellos siempre obtendría el aché. Maferefún Iroko, gbogbo orishas




Fuentes Consultadas
Cuba Yoruba



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